El fin del Estatus de Protección Temporal (TPS) para los venezolanos en Estados Unidos ha generado un fuerte impacto en el estado de Florida, especialmente en la ciudad del Doral, donde cerca del 40% de la población es de origen venezolano. La medida ha afectado la economía local, el mercado de vivienda y la vida cotidiana de una comunidad que había convertido a la ciudad en uno de los principales enclaves de la diáspora criolla.
Empresarios, comerciantes y residentes aseguran que el éxodo es evidente. En pocos meses, decenas de familias han decidido abandonar la ciudad ante la imposibilidad de renovar su estatus migratorio o su permiso de trabajo.
Uno de los más afectados es Wilmer Escaray, propietario de varios restaurantes en el Doral, quien relató a Univisión que sus locales antes solían llenarse a la hora del almuerzo, pero ahora permanecen casi vacíos.
“Vemos menos fluidez en los negocios o personas que incluso están pensando en regresarse. Dicen: ‘no voy a salir a gastar, me quedo en casa ahorrando para devolverme a mi país porque quedé sin estatus’”, expresó.
Escaray también señaló que la situación no solo ha reducido las ventas, sino que ha afectado directamente al personal.
“Muchos empleados han quedado sin permiso de trabajo. No lo han podido renovar y hemos tenido que despedirlos”, lamentó.
Autoridades locales y líderes comunitarios advierten que el fin del TPS podría provocar una reducción significativa de la población venezolana en Miami-Dade, afectando el tejido económico y social de una ciudad que, durante años, fue conocida como “Doralzuela” por su fuerte identidad venezolana.