En un movimiento que aumenta la tensión en el Caribe, dos bombarderos estratégicos B-52H de la Fuerza Aérea de Estados Unidos partieron desde la Base Aérea de Minot con rumbo al sureste, en lo que se interpreta como un despliegue cercano a la costa venezolana.
Durante el vuelo, ambos aviones apagaron sus transpondedores, quedando fuera de los radares públicos, mientras las fuerzas estadounidenses continúan reforzando su presencia en la región.
Este movimiento se suma a la concentración de tropas y operaciones militares en el Caribe, en medio de la creciente presión de Washington sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Analistas señalan que la maniobra forma parte de una estrategia de “cerco militar” que combina vigilancia aérea, despliegue naval y operaciones conjuntas con aliados en la región.
El aumento de la actividad militar estadounidense frente a Venezuela coincide con la reciente designación del Cartel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera, lo que refuerza el marco legal para acciones más amplias contra estructuras criminales vinculadas al régimen venezolano.
La comunidad internacional observa con atención los próximos movimientos, mientras el clima de tensión geopolítica en el Caribe sigue en ascenso.
