En un contexto marcado por tensiones geopolíticas crecientes con Estados Unidos y una economía cada vez más dolarizada de facto, Venezuela enfrenta en lo que va de 2025 una aceleración inflacionaria que revive los peores temores de años anteriores. Estimaciones de economistas independientes proyectan que la inflación anual podría cerrar en torno al 500%, ubicando nuevamente al país como el más inflacionario del mundo.
El repunte está estrechamente vinculado con la estrategia del gobierno de Nicolás Maduro de aplicar una devaluación controlada del bolívar como mecanismo de política monetaria, una medida que ha disparado el precio del dólar y, con ello, el costo de bienes y servicios en todo el país.
El dólar se dispara más de 350%
Datos recopilados de fuentes independientes indican que el tipo de cambio oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) ha aumentado 357,7% entre enero y el 20 de noviembre. El dólar pasó de rondar los 52 bolívares a finales de 2024 a alcanzar los 240 bolívares por unidad, una escalada que ha pulverizado la capacidad de compra de salarios y pensiones.
Economistas como José Guerra, exdirector del BCV y uno de los analistas más consultados en materia económica, advierten que esta dinámica está generando un efecto dominó: la devaluación se traslada casi de inmediato a los precios, profundizando un círculo vicioso inflacionario difícil de contener sin un cambio estructural en la política económica.
Mientras el Gobierno insiste en que la depreciación es un “ajuste necesario”, sectores empresariales y gremiales alertan sobre el impacto devastador en el consumo, la producción y la estabilidad social. Con una economía altamente dependiente del dólar y un bolívar que pierde valor aceleradamente, los venezolanos se preparan para otro cierre de año marcado por el encarecimiento generalizado y la incertidumbre financiera.